EY, bajo vigilancia por la segunda mayor quiebra en la historia de Suiza
La empresa de auditorías está siendo cuestionada, luego de que los acreedores de que Zeromax, una compañía Uzbekistán, fuera cuestionada por sus acreedores por la falta de US$ 2.730 millones que desparecieron en su liquidación.
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Los auditores de EY no dieron la voz de alarma sobre compras multimillonarias de joyas y aprobaron enormes pagos a empresas en paraísos fiscales en los años previos a una de las mayores quiebras empresariales de la historia de Suiza.
Zeromax, un conglomerado con sede en Zug, tenía un imperio empresarial en Uzbekistán con actividades que iban desde el procesado de tejidos hasta la extracción de gas natural y que lo convirtieron en la mayor compañía del país asiático, llegando a representar el 10% del PIB.
Se hundió en 2010 en una época de lucha por el poder político en Taskent, dejando unas deudas de más de 5.600 millones de francos suizos (US$ 6.640 millones). Fue la segunda mayor quiebra de la historia en Suiza, después de la de Swissair en 2001. Al menos 2.500 millones de francos suizos (US$ 2.730 millones) de sus activos siguen desaparecidos, según sus acreedores.
Debido a la opacidad del sistema jurídico suizo, los detalles de la compleja estructura del grupo y la laberíntica red de sociedades en paraísos fiscales sólo están saliendo a la luz ahora, mientras los acreedores frustrados están haciendo presión para recuperar el dinero perdido.
Docenas de documentos, como informes policiales, extractos bancarios, correos electrónicos internos y recibos, así como las demandas presentadas en los litigios en curso, plantean cuestiones sobre el trabajo de la filial suiza de EY, que dio el visto bueno a las actividades financieras de Zeromax en 2005, 2006 y 2007. Continuó trabajando como auditora durante otros tres años hasta que la empresa se hundió, pero en esos años no publicó ningún otro informe de auditoría sobre sus cuentas anuales.
EY Suiza ha sido demandada por unos US$ 1.000 millones en concepto de daños y perjuicios por el hedge fund estadounidense Lion Point Capital, que adquirió una parte de la deuda pendiente de Zeromax en 2019. Además, Zeromax sigue debiendo miles de millones de euros en total a cientos de acreedores europeos, entre ellos muchas pequeñas empresas de Alemania y Europa Central.
EY ha declarado: "Las decisiones judiciales en Uzbekistán en 2010 provocaron una expropiación de facto de los activos de Zeromax y su quiebra. Este asunto se está tratando en un juicio en curso y EY Suiza defenderá enérgicamente su posición frente a las demandas".
Joyas en una caja de seguridad
Durante un tiempo Zeromax estuvo estrechamente relacionada con Gulnara Karimova, hija del ex presidente uzbeko Islam Karimov. Karimova, una llamativa mujer de la alta sociedad conocida en su día como la "princesa" de Uzbekistán, afirma que nunca tuvo ninguna relación con la empresa. Está encarcelada en Taskent desde 2015, al caer en desgracia tras la subida al poder del nuevo régimen uzbeko.
Zeromax se constituyó en Delaware en 1999 y cambió de domicilió a Suiza en 2005 con el propósito declarado de canalizar inversiones en una serie de sectores industriales uzbekos.
Los inversionistas se sintieron aliviados porque la empresa estaba domiciliada en Suiza y era auditada por una de las mayores consultoras del mundo. Sin embargo, las cuentas muestran que en los cuatro años anteriores a su quiebra gran parte del dinero que pasó por la compañía fue a parar a una extensa red de entidades opacas en paraísos fiscales. Muchas de ellas canalizaron dinero a Uzbekistán, pero otras no.
Algunas transacciones son especialmente difíciles de justificar como gastos de empresa. Entre 2006 y 2009 Zeromax gastó US$ 28 millones en joyas de lujo. Al menos parte de las joyas adquiridas fueron utilizadas por Karimova. En 2016, la Policía Federal Suiza obtuvo una orden de registro de las cajas de seguridad alquiladas por ella en el Lombard Odier de Ginebra.
En su interior encontraron joyas de lujo que habían sido pagadas por Zeromax. El propietario de una joyería de Ginebra declaró a la policía que Karimova había comprado personalmente las joyas y había transferido el dinero a la joyería desde una cuenta bancaria controlada por Zeromax.
Dinero transferido a compañías opacas en paraísos fiscales
EY tampoco dio la voz de alarma cuando se transfirió dinero a compañías opacas en paraísos fiscales, a veces con pretextos comerciales como "servicios de consultoría". Entre 2004 y 2007 Zeromax transfirió al menos US$ 288 millones a este tipo de empresas. En al menos un caso, el dinero fue a parar a una entidad presuntamente implicada en actividades delictivas.
Entre mediados de 2006 y 2007 Zeromax transfirió US$ 180 millones a su filial Galat Enterprises, con sede en las Islas Vírgenes Británicas. A su vez, Galat transfirió al menos US$ 5 millones a la compañía Takilant, con sede en Gibraltar y controlada por Karimova. En juicios se determinó que Takilant había sido el conducto corporativo central de una serie de grandes sobornos por los que empresas de telecomunicaciones pagaron dinero a Karimova a cambio de lucrativos contratos con el Gobierno uzbeko.
En 2008 EY cuestionó la naturaleza irregular de una transferencia de Zeromax a paraísos fiscales. Un alto ejecutivo de EY envió un correo electrónico al equipo directivo de Zeromax en el que dijo que faltaba documentación para el envío de US$ 5,5 millones a una empresa llamada Ystral. El ejecutivo señaló que era necesario aducir una "razón comercial" de la transferencia para satisfacer a las autoridades fiscales suizas. La dirección de Zeromax respondió que la razón comercial era "obvia". En otros casos en que EY cuestionó transacciones irregulares y Zeromax las rebatió, la consultora no hizo más preguntas.
EY también descubrió que en 2007 la esposa del gerente general había gastado US$ 250.000 en el sanatorio súper-exclusivo Clinique La Prairie de Montreux. Pero el caso no se investigó más después de que el ejecutivo prometió reembolsar el dinero a Zeromax. "No tratamos de ocultar nada, quizá lo que ocurrió es que no se hizo correctamente", escribió el gerente a EY.
En 2008 las irregularidades financieras aumentaron. La empresa se gastó US$ 29 millones en un ático en Hong Kong que, según declaró, se iba a utilizar para oficinas. Cuatro meses después lo vendió por US$ 14 millones al entonces novio de Karimova, Rustam Madumarov. También gastó US$ 27 millones en 2008 y 2009 para contratar al entrenador Luiz Felipe Scolari (US$ 15 millones por 18 meses) y al futbolista brasileño Rivaldo (US$ 12 millones) para el club uzbeko FK Bunyodkor.
Desde su quiebra, los acreedores han mantenido una ardua batalla para recuperar su dinero y comprender la estructura de Zeromax. La complicada situación financiera y política de Karimova ha resultado ser un gran impedimento.
El abogado de Karimova en Ginebra, Grégoire Mangeat, ha declarado al FT que su cliente "siempre ha negado rotundamente tener cualquier relación con la empresa Zeromax" y ha señalado que los fiscales suizos rechazaron en 2017 un caso que pretendía relacionarla con ella.
Pero según la correspondencia que se hizo pública en el caso de WikiLeaks, el Departamento de Estado de EEUU consideraba a Karimova como una "baronesa ladrona". En enero de 2010, unos meses antes de la quiebra de Zeromax. Richard Norland, embajador de EEUU en Taskent, envió un mensaje a Washington en el que decía que la empresa era la "entidad personal" de Karimova y recomendaba a cualquiera que se planteara tener relaciones comerciales con Zeromax o sus empresas afiliadas que tomara las debidas precauciones para no acabar viéndose perjudicado.